lunes, 3 de octubre de 2011

Animalia (extractos)


Limpieza

El gato se relame tantas veces al día, parece que nunca está lo suficientemente limpio. Y sólo confía en su lengua. Hay tan pocos animales de esta especie tolerantes al agua que resultan ser la famosa excepción confirmando la regla. El gato, por lo tanto, es limpio en sí mismo. Adicto a la pulcritud de su cuerpo, se la confía a su lengua y a nadie más. Cuando alguien más lo baña, con agua y jabón, siente desconfianza y terror. Luego se le verá darse una sesión de autolimpieza intensiva. Esto hay que aprender del gato: todos somos adictos a comportamientos o, para decirlo de otra manera, hay conductas que de forma particular e íntima nos facilitan la vida porque entregan esa sensación de sentido, de orden emocional, de bienestar tan anhelado en la inestabilidad que suelen tener nuestros entornos humanos. La idea que nos presta el gato es confiar en la fuente de esa estabilidad dentro de cada uno de nosotros. Buscarla y sostenerla, no una vez cada cierto tiempo ni todos los días, sino varias veces al día. Si como especie logramos el sentimiento de dicha tranquila tan común en cualquier gato, habremos atravesado una brecha considerablemente abismal dentro de nuestra naturaleza.


Adaptabilidad

Soy un tlacuache y llevo en este planeta seis mil años siendo exactamente el mismo. Bueno, eso considerando que a través de mí han vivido varios ejemplares de la misma especie. El caso es que mi familia y yo estamos aquí desde tiempos prehistóricos y nuestro cuerpo no ha cambiado, probablemente sí y mucho nuestra consciencia –porque señor ser humano ignorante: los animales tenemos tanta consciencia como usted- y también nuestra memoria genética. ¿Por qué he sobrevivido tanto, un animalito que no es excepcionalmente fuerte, ni depredador, ni maleable? La primera y más rápida respuesta es porque me he adaptado a ustedes. No tengo problemas en convivir con su ruido ni en hurgar dentro de sus deshechos degradables. El segundo motivo, y el más interesante, es una pista que a continuación le regalo. ¿Por qué?, digamos que hoy estoy de buen humor. He terminado de leer “La evolución de las especies” de Charles Darwin y me dio mucha risa. Aquí va: cuando siento que estoy en peligro me hago el muerto. Si usted navega por internet y busca fotos de tlacuaches encontrará varias imágenes en las que aparezco tieso, con la lengua de fuera y las pupilas dilatadas dentro de unos ojos muy abiertos que no pestañean. Y si esa no fuera una imagen fija notarían que mi cuerpo no se mueve con la respiración. Sí, sé imitar tan bien la muerte que puedo permanecer así hasta por seis horas. Y para subrayar el efecto, secreto por el ano un líquido pestilente para fingir el estado de putrefacción. Créanme, eso hace que muchos animales retracten su idea de comerme.

Fue difícil cuando aparecieron las bolsas de basura mas no se preocupen, ya sé cómo romperlas.

1 comentario:

  1. Llegué a este blog cuando buscaba una referencia en Internet al poema que cita Raúl Zurita en la entrevista que recogiste. Me dediqué luego a leer el blog. Lo leí todo. Ahora comenzaré a releer algunas entradas. Encontré afinidad y me entusiasmó tu manera de escribir y tu delicada y elegante sensibilidad. Mi nombre es C. Ignacio Soto y estudié filosofía y filología (me dedico a descubrir junto a otros compañeros las condiciones para que el pensamiento logre potenciar su creatividad). Cuando camino por esa extraña ciudad que es Santiago de Chile, miro a los ojos de algunos transeúntes con anhelo de encontrar una mirada común y compartida. Entonces sonrío y expongo mi fragilidad ante esos incógnitos semejantes. Recordaré tus escritos cuando a veces me falte la fuerza para continuar haciéndolo.
    Te felicito. Que sepas que un desconocido puede encallar en tus escritos y aquí sentirse como pez en agua propia, a la deriva libre y placenteramente. Mi mail es elchako25@gmail.com Que tengas una bella jornada. Agradezco que hayas contribuido a que mi día comience con la confianza y la alegría de un precioso hallazgo.

    ResponderEliminar