jueves, 24 de marzo de 2011

Se comparten lecturas I


*** Aquí comenzaré a llevar cuenta de mis lecturas en la única esperanza de inaugurar un diálogo con ustedes acerca de las suyas. Sin pretensiones, sin ganas de comprobar nada, sin rigor académico, un espacio dedicado al placer de leer. Cuando me senté a pensar en ello caí en que todo lo que voy leyendo responde estrictamente al momento. No existe planificación salvo por las veces en que estoy investigando un tema en específico. Y me da un inevitable vértigo cuando miro hacia la posible figura del cuerpo que dibujan esos libros, mezclados conmigo, cronológicamente, desordenados en la memoria, al azar, momentáneos y luego, fantasmas. ***


In Cold Blood (A sangre fría)


El primer libro es In Cold Blood de la gran diva y perra Truman Capote, sólo porque se trata del último que leí. (Pensar en un conteo por todos los libros leídos, desde el primer tomo con que conocimos las letras hasta la muerte o el fin de la escritura que vendría a ser lo mismo en éste caso). Creo que su pluma se sostiene en la precisión, el ojo clínico para develar el interior de las personas a partir de sus acciones exteriores y una muy encantadora sensibilidad poética. Comprendí porqué en el periodismo debe haber un antes y después de esta obra. Se escribe con el compromiso a la investigación de hechos contingentes. No existe un yo en términos formales pero el hilvanado de los acontecimientos es tan fino, la estructura de la narración tan absoluta, la comprensión del caso más mínimo tan íntima, que definitivamente agradecí a ese narrador durante cada una de las páginas. Invisible, tercera persona, objetivo, parcial, pero siempre dolorosamente generoso.

Esos asesinatos que ocurrieron una noche cualquiera en un pueblo sureño de un Estados Unidos acomodado y plácido a fines de los cincuentas. El motivo: causas genuinamente humanas. El misterio no deja de estar presente aunque la información sea siempre posible de comprobar y permanezca fiel a los hechos. Me sentí siempre cerca de los asesinos, terribles, hermosos y lastimeros. Llenos de maldad y de inocencia. Cada uno con su pasado gritando insoportablemente en el oído del momento. Conversé con ellos durante una vida entera. Los conocí. Lo mismo me sucedió con la familia masacrada. Cada uno de ellos, personajes tristes y limpios. No se merecían ni remotamente lo que les ocurrió pero eso es un pensamiento casi absurdo durante la lectura. Pues aquí florece la realidad que, como toda realidad, es una novela y es no-ficción. Y en ese espacio extraño de lo real las cosas ocurren, la naturaleza se manifiesta muy lejana a los patrones éticos del ser humano, como sonriéndoles a lo lejos con un dejo de lástima.

Lloré al final del primer capítulo y durante los siguientes días de lectura mi pecho estaba apretado. Una experiencia de shock. Mientras tanto, el lenguaje fluía como un suave riachuelo musical. Lean esta novela en su idioma. No estoy al tanto de las traducciones, supongo que existirán muchas decentes, pero pocas veces he experimentado otra lengua fluir dentro de mí de esa forma. Comencé a soñar en inglés y observé con deleite las maravillas gramaticales de su uso contemporáneo.

Un enorme dilema: No querer que se termine un libro y no poder soltarlo. Sucedió hasta la última parte. Entonces sólo deseé que se acabara, que saliera de mi vida, no podía más. Sólo respiré cuando llegó el fin. En cuanto a éste les diré que, como cualquier otra situación en la vida corriente, no fue trágico ni épico ni magistral. Simple, sin mensajes definitivos, la soledad más abierta.



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1 comentario:

  1. wuau!
    Rocio que profunda.
    que ganas de leer ese libro con tal detalle que lo relataste.
    besos
    nos vemos.

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