lunes, 16 de enero de 2012

Paisajes


Es el desierto más seco,

donde ninguna flor crece,

donde no existe una gota de agua

escondida en la profundidad.

Hace milenios que los ojos extranjeros

no llegan hasta ese lugar.

Sola y hastiada,

la tierra se quiebra en sí misma.

Se abre

sin descubrir nada.

No hay luz ni oscuridad,

tampoco sentido de temperatura,

sólo un vago presentimiento de muerte

tras el esqueleto del árbol carbonizado.

Allí vive la criatura

feroz y asustadiza,

sucia, gris, de huesos frágiles.

Su ceguera no la hizo más fuerte.

Entre el terror y la amargura

ha olvidado quién es

y cómo llegó hasta ahí.

La pesadumbre

es su único camino. /

Es un paisaje de cristales

y espejos brillantes

donde el viento hace música.

Si alguien grita

es escuchado

por miles de sombras danzantes.

Las miradas que alcanzan la visión

se encandilan

y regresan hablando

de cosas que nadie entiende.

Quedan un rato suspendidos

en una marea lenta

y se llenan la boca de flores

y quieren saltar al vacío.

Un ser fantástico

de plumas transparentes

los observa

satisfecho,

y llora

sin saber porqué.

Luego vuelve de donde vino,

atravesando sueños

hasta desaparecer

sin dejar un solo rastro.

Recuerda cuando caminamos por esos lugares, recuerda cuando conociste los paisajes míos. Estoy tocando la muerte y no encuentro ni siquiera el silencio.

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